Antes ya se usaba, pero solo para los más graves. Además, el país volvió a romper récord de muertes diarias por COVID-19 : 1.179 en 24 horas.
Es la peor cifra diaria desde el comienzo de la pandemia, que ha dejado hasta ahora 17.971 fallecidos en el país y más de 271.000 contagiados, según las cifras oficiales.
Brasil, donde viven 210 millones de personas, es el país más afectado de la región y el tercero más castigado del mundo en número de contagios después de Estados Unidos y Rusia. Sin embargo, la realidad podría ser mucho peor ya que las cifras oficiales son cuestionadas por los expertos, que apuntan que los números reales podrían ser hasta 15 veces superiores debido la escasez de test de diagnóstico.
El pico de la pandemia está previsto para inicios de junio en el país, que registra más de la mitad de los más de 30.000 muertos en América Latina y el Caribe.
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Aumento de contagios en América Latina
Sao Paulo, el estado más rico y poblado de Brasil, es el epicentro de la enfermedad, con 65.995 casos y 5.147 muertos. Le sigue Río de Janeiro, con 3.079 decesos y 27.805 contagios.
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En estados del norte y el noreste, como Ceará, Amazonas y Pernambuco, la propagación de la enfermedad provoca situaciones dramáticas y asfixia los sistemas de salud.
Pese a esta situación, el presidente Jair Bolsonaro sigue oponiéndose a las medidas de cuarentena y aislamiento social implementadas en varios estados y ciudades del país.
En pocas semanas, dos ministros de Salud han dejado el cargo por diferencias con Bolsonaro sobre la gestión de la pandemia. En este momento, el ministerio de Salud está dirigido por el general Eduardo Pazuello.
Bolsonaro considera que una paralización de la economía de Brasil podría causar un daño mayor que la propia epidemia y que una cantidad aún mayor de brasileños morirían o padecerían sus consecuencias a causa de ello. "El remedio sería peor que la enfermedad", sostiene el mandatario brasileño.
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El Ministerio de Salud de Brasil amplió este miércoles su recomendación de utilizar cloroquina e hidroxicloroquina, que ya se podía prescribir en casos graves, en pacientes con síntomas leves del nuevo coronavirus, combinadas con el antibiótico azitromicina, atendiendo un pedido de Bolsonaro pese a que su eficacia divide a la comunidad científica mundial.
La prescripción del medicamento -utilizado para tratar otras enfermedades como la malaria y que era recomendada hasta ahora apenas en los casos graves de COVID-19 por falta de estudios sobre su eficacia-, quedará "a criterio del médico" y requiere también "la voluntad declarada del paciente", según un documento divulgado por el Ministerio de Salud.
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Al igual que Bolsonaro, el presidente estadounidense Donald Trump se mostró abierto a la utilización del fármaco y reveló que toma cada día de manera preventiva un comprimido de hidroxicloroquina.
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