Shaun Dougherty cayó en las garras del padre George Koharchick y lo calló por mucho tiempo. Aunque ya lo perdonó, no entiende cómo le dieron la espalda.
“Cuando estaba en quinto de primaria, mi entrenador de basquetbol, profesor y sacerdote, el padre George Koharchick, comenzó a abusar sexualmente de mí y de otros estudiantes de la escuela St. Clements de Johnstown, Pensilvania”, narra Dougherty.
Hoy puede hablar sin miedo sobre el abuso que sufrió durante tres años, pero solo hasta que se enlistó en la Armada estadounidense, a los 21, habló por primera vez del profundo dolor que lo atormentaba.
“Tras hacer el juramento de proteger a mi país, caí en cuenta que tenía la obligación moral, de denunciar que Koharchick está agrediendo a niños”, explica.
El octavo de nueve hermanos de una familia irlandesa y devota asegura que denunciar al padre Koharchick, venerado por la comunidad y sus padres, no era una opción. Cuenta que “el padre, mi mamá y mi papá jugaron bolos todos los jueves, durante muchos años. Era prohibido hablar mal del sacerdote. (…) era parte de nuestras vidas, de nuestra familia”.
Sin otra opción, Shaun se tragó sus palabras y asumió una actitud rebelde. En el colegio se lo permitían por ser uno de los llamados "favoritos" del sacerdote.
Al preguntarle cómo lo marcó esta experiencia responde que, a pesar de tener una esposa, venir de una familia religiosa y bastante extensa, se niega a tener hijos, pues “jamás quisiera que esto les pasara”. Su esposa entiende su posición.
Tras su servicio en la Armada, se instaló en Nueva York, donde comenzó su carrera de chef.
Hoy en día Shaun es dueño de un restaurante en Long Island City, aprendió a vivir con sus demonios y renunció al catolicismo.
¿Qué piensa de la religión católica?
“Me parece muy difícil creer que estos hombres esperan pararse frente a Dios el día del juicio final. ¿Cómo pueden creer en Dios? Y si no creen en él, por qué se supone que yo crea en Dios”, contesta.
Su victimario, el padre Koharchik, fue expulsado del sacerdocio en enero de 2016, tras declararse culpable de abusar de menores. Sin embargo, por mucho tiempo la Iglesia encubrió sus crímenes.
Shaun no ve a su abusador desde que era un adolescente, a pesar de que vive a tan solo siete minutos de la casa de su familia, en Johnstown.
“He perdonado al padre Kolochnik. Es un hombre enfermo que necesita ayuda, pero ¿cómo puedo perdonar a la Iglesia por encubrirlo?, ¿cómo le puedes dar la espalda a un niño destrozado si eres la Iglesia?”, lamenta Shaun.
Shaun, quien compartió la tarima con el fiscal general de Pensylvania cuando presentó el informe sobre los abusos de la Iglesia, no puede presentar cargos contra su victimario debido a que ha transcurrido demasiado tiempo desde que se registró el delito, pero promete que jamás se rendirá en su lucha por la justicia.
En contexto:
“El papa está de lado de las víctimas”: Vaticano pide perdón por 1.000 casos de abuso en Pensilvania
Updated: agosto 17, 2018 03:37 p. m.