El papa asegura estar "firmemente comprometido" en adelantar las reformas necesarias para acabar la pederastia.
El pontífice ha escrito una extensa carta cuando se cumplen 160 años de la muerte del santo Cura de Ars, patrón de los párrocos, en la que dice que "el dolor" por los abusos también les afecta a ellos.
"En estos últimos tiempos hemos podido oír con mayor claridad el grito, tantas veces silencioso y silenciado, de hermanos nuestros, víctimas de abuso de poder, conciencia y sexual por parte de ministros ordenados", comienza el pontífice.
Y añade: "Sin lugar a dudas es un tiempo de sufrimiento en la vida de las víctimas que padecieron las diferentes formas de abusos; también para sus familias y para todo el Pueblo de Dios".
Por ello, Francisco les traslada a los párrocos su determinación de afrontar este problema. "Estamos firmemente comprometidos con la puesta en marcha de las reformas necesarias para impulsar, desde la raíz, una cultura basada en el cuidado pastoral de manera tal que la cultura del abuso no encuentre espacio para desarrollarse y, menos aún, perpetuarse", afirma.
Pero esto, sostiene, "no es tarea fácil y de corto plazo" y además "reclama el compromiso de todos".
"Si en el pasado la omisión pudo transformarse en una forma de respuesta, hoy queremos que la conversión, la transparencia, la sinceridad y solidaridad con las víctimas se convierta en nuestro modo de hacer la historia y nos ayude a estar más atentos ante todo sufrimiento humano", dice, aludiendo a su 'Carta al Pueblo de Dios' de agosto de 2018.
Francisco tiene palabras de aliento para su clero y asegura que en sus encuentros con sacerdotes durante sus viajes o charlas, muchos le trasladaron "su indignación por lo sucedido".
Por esa razón apunta que, "sin negar y repudiar el daño causado por algunos hermanos nuestros, sería injusto no reconocer a tantos sacerdotes que, de manera constante y honesta, entregan todo lo que son y tienen por el bien de los demás".
"Son innumerables los sacerdotes que hacen de su vida una obra de misericordia en regiones o situaciones tantas veces inhóspitas, alejadas o abandonadas incluso a riesgo de la propia vida. Reconozco y agradezco vuestro valiente y constante ejemplo que, en momentos de turbulencia, vergüenza y dolor, nos manifiesta que ustedes siguen jugándose con alegría por el Evangelio", celebra.
El papa explica que estos son "tiempos de purificación eclesial" y refirió que "nuestro humilde arrepentimiento, que permanece en silencio, en lágrimas ante la monstruosidad del pecado y la insondable grandeza del perdón de Dios, es el comienzo renovado de nuestra santidad".
La carta se articula en cuatro apartados, de los cuales el primero, titulado "Dolor", se refiere sobre todo a la cuestión de los abusos de poder, conciencia y sexual, algo que padeció "todo el pueblo" católico.
Francisco continúa hablando de la "gratitud" para agradecer así su labor a lo largo y ancho del mundo, sobre todo con los más débiles, con el "hermano sufriente".
Asimismo el pontífice argentino da "ánimo" a los párrocos y les advierte del peligro de caer en una "tristeza dulzona" al verse "desilusionados con la realidad, con la Iglesia o con nosotros mismos".
"Conocemos esa tristeza que lleva al acostumbramiento y conduce paulatinamente a la naturalización del mal y a la injusticia con el tenue susurrar del 'siempre se hizo así'. Tristeza que vuelve estéril todo intento de transformación y conversión propagando resentimiento y animosidad", advierte.