La hija del expresidente peruano Alberto Fujimori y líder del movimiento político Fuerza Popular salió por segunda vez en cinco meses.
Fujimori fue puesta en libertad condicional en el momento más crítico de la pandemia del COVID-19 en Perú, después de que denunciase el riesgo de contraer el coronavirus en la cárcel igual que decenas de mujeres ancianas, embarazadas o con hijos menores de 3 años con las que compartió reclusión en la misma cárcel.
La líder del partido fujimorista Fuerza Popular abandonó la prisión de mujeres del distrito limeño de Chorrillos en un momento muy distinto a la gran expectación que suscitó la misma salida de la cárcel el pasado noviembre.
Esta vez Fujimori atravesó rápidamente un pasillo de policías para tomar un taxi donde estaba su hermano mayor Hiro. Al frente, algunos periodistas gráficos fueron los únicos testigos del momento, a los que Fujimori dedicó un breve saludo.
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En ese mismo lugar hace cinco meses, un tumulto de periodistas se agolpaba en torno a la pequeña puerta del penal y cientos de simpatizantes la aclamaban hasta el automóvil familiar mientras se abrazaba con su esposo Mark Vito, que había acampado varios días frente a la prisión.
Desde la cárcel, Keiko se dirigió a su domicilio familiar, en el distrito limeño de Surco, donde ya le esperaba un empleado de un laboratorio privado para practicarle una muestra rápida y otra molecular (PCR) de descarte del COVID-19, que ya ha matado en Perú a más de 1.300 personas y contagiado a más de 47.000.
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Antes de abandonar la prisión, Fujimori ya había adelantado en sus redes sociales que no se reuniría con su familia hasta estar completamente segura de no tener el virus. Mientras tanto, Mark Vito y sus dos hijas permanecen en el domicilio de Susana Higuchi, la madre de Keiko.
Las hacinadas prisiones de Perú, que albergan a 97.500 reos cuando su capacidad es para poco más de 40.000, se han vuelto un gran foco infeccioso del coronavirus que ha causado la muerte de al menos 30 presos y el contagio de otros 600, y entre los funcionarios penitenciarios también hay no menos de 7 muertos y 180 infectados.
Ante esta situación, la Segunda Sala Penal de Apelaciones Nacional Especializada en Delitos de Crimen Organizado otorgó la libertad condicional a Fujimori bajo fianza de 70.000 soles (unos 20.500 dólares).
Según esa resolución, Fujimori deberá comparecer ante el juzgado una vez al mes, no cambiar de domicilio sin avisar antes al juez que tutela la investigación y no comunicarse con los demás imputados en la investigación.
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Sobre esta última condición la abogada de Fujimori, Giulliana Loza, explicó que han pedido una aclaración al tribunal y hasta que no llegue su patrocinada no mantendrá contacto con su marido, su madre ni con ella.