Muchos de los que salen del país dejan a perros y gatos a su suerte. Otros con más fortuna logran enviarlos a distintos lugares en el mundo.
El terminal aéreo internacional de Caracas es un buen ejemplo: decenas de jaulas con mascotas esperan por un viaje.
Pero también están los venezolanos que, con todo y animales, cruzan la frontera a pie.
En medio del caos, aparecen personas como Evelia Gómez, defensora de animales, y quien tiene más de 30 perros en su casa en Caracas. Todos de distintas razas y rescatados de las calles.
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“La gente abandona por no poder mantener, por no poder comprar alimentos”, dice Evelia.
Cada día se hace más cuesta arriba para los proteccionistas rescatar a estos animales por el alto precios de los alimentos. Un saco de 18 kilos puede llegar a valer el equivalente a 10 meses de trabajo.
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