Esta colombiana es una de las pocas cardiólogas de trasplantes en el mundo, está radicada en Nueva York y trabaja en el Mount Sinaí, justamente en las salas de cuidados intensivos se contagió de coronavirus .
“Yo empecé con un cuadro de dolor de pecho severo, dolor de cabeza y fiebre. El cuadro se complicó 24 horas a una dificultad respiratoria severa”, dice.
Cuenta que sus números de oxígeno empezaron a disminuir considerablemente, por lo que terminaron poniéndole una máscara. ¿Qué pasaría al día siguiente? Era la pregunta que la angustiaba.
“Pensé que era mi última noche y me dijeron que me tenían que entubar y me sentí sin fuerzas, como si fuera la última noche que fuera a vivir”, recuerda.
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En una semana le dieron de alta, respiró un poco mejor pero pronto volvería a complicarse: los dolores en el cuerpo los describe como insoportables.
“Un dolor de pecho severo, una fiebre persistente, las noches fueron eternas, las pesadillas nocturnas con la fiebre severa fueron horribles; pensaba que cada noche podía ser la última noche y que de pronto no podía sobrevivir”, asegura.
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Por eso, Johanna Paola Contreras envía un mensaje a Colombia.
“La vida es corta, este virus no discrimina a nadie, hemos visto tanto pacientes de cuatro años como de 100 años morir. Hemos visto a personas sanas, sin ninguna predisposición, tener una complicación severa, pacientes llegar casi muertos al hospital y les digo a los colombianos que lo único que podemos hacer hoy en día es ayudarnos los unos a los otros”.
Pronto, la médica Contreras volverá a la UCI para enfrentar al coronavirus.