El recuento de votos avanza en medio de anuncios de protestas de los sectores afines y contrarios al presidente Evo Morales.
Los primeros defienden el supuesto triunfo del mandatario en primera vuelta y los otros alegan un posible fraude para evitar una segunda.
El Comité Nacional de Defensa de la Democracia de Bolivia, contrario a la reelección de Morales, convocó a la "resistencia democrática frente a las acciones de fraude electoral en marcha", dijo a los medios uno de sus voceros, el exdefensor del Pueblo Rolando Villena.
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"Pero también frente a la prepotencia y la violencia innecesaria que el actual régimen está imponiendo para tratar de intimidarnos", agregó Villena.
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Esta entidad llamó a una huelga nacional desde este miércoles, que según Villena solo se suspendería "con la declaratoria oficial de la autoridad electoral de la segunda vuelta y si no es de esa manera, con la anulación de las elecciones".
El Conade también reclama "que tengamos un nuevo tribunal electoral que verdaderamente signifique la garantía de retomar la democracia y conducirla como corresponde", agregó Villena.
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Por su parte, los sindicatos de obreros y campesinos afines al Gobierno de Morales agrupados en la Coordinadora Nacional por el Cambio (Conalcam) se declararon en "estado de emergencia y movilización nacional" y anunciaron que marcharán el miércoles en La Paz, tras reunirse con el mandatario.
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En un comunicado leído a los medios por uno de sus dirigentes, la Conalcam dio por ganador en primera vuelta a Morales y consideró que "frente a este triunfo la derecha está intentando realizar un golpe antidemocrático" mediante acciones violentas.
La entidad responsabilizó al candidato opositor Carlos Mesa por los incidentes ocurridos el lunes en varias ciudades bolivianas y llamó a sus afiliados a "realizar las acciones correspondientes para la defensa movilizada de la victoria de nuestro proceso de cambio" en las elecciones del pasado domingo.
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La difusión repentina por parte del órgano electoral de un conteo provisional preliminar, no oficial, que daba a Morales la victoria en primera vuelta, pese a que el domingo se había detenido cuando apuntaba a una segunda con Mesa, desencadenó protestas que se volvieron violentas por gran parte del país.
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Los incidentes se produjeron en La Paz, frente al hotel donde se realiza el recuento, en Sucre, capital del país, Cochabamba, Tarija, Oruro, Potosí y otras ciudades de Bolivia.
La ley electoral da la victoria al candidato con al menos el 50 por ciento de los votos, o con el 40 y diez puntos de ventaja sobre el segundo, que se cumpliría con estos datos por solo esas décimas.
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El cómputo oficial se encuentra al 84,64 por ciento del escrutinio, con un 44,27 por ciento de sufragios para Morales y un 39,5 para el expresidente Mesa.
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Organismos como la Unión Europea (UE) y la Organización de Estados Americanos (OEA), que enviaron misiones de observación para acompañar los comicios en Bolivia, han expresado dudas y preocupación por la interrupción del conteo preliminar y pidieron a las autoridades bolivianas garantizar la transparencia del recuento.
Morales aspira a un cuarto mandato consecutivo hasta 2025, cuando el país celebrará el bicentenario de su independencia, en una candidatura considerada ilegal por sus detractores, por incumplir el límite constitucional de dos mandatos consecutivos y el resultado de un referéndum que en 2016 rechazó la reelección.
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El gobernante pudo presentarse a estos comicios amparado en un fallo del Tribunal Constitucional de Bolivia que avaló el derecho a una reelección indefinida.