En solo dos semanas, dos expresidentes, un exjefe de Policía y un funcionario actual han tenido que salir a desmentir sus nexos con el cartel de Sinaloa.
Avanza el juicio del ‘Chapo’ y los testimonios de los testigos y de la defensa han prendido un ventilador que salpica a las más altas esferas.
Primero, el presidente Enrique Peña Nieto y su antecesor Felipe Calderón. Los abogados defensores de Guzmán aseguran que el cartel de Sinaloa los sobornó y ellos, de inmediato, lo negaron.
Ahora el primer testigo, el capo Jesús ‘el Rey’ Zambada, revela que el exjefe de Policía del gobierno de Calderón, Genaro García Luna, habría recibido casi 10 millones de dólares, unos 300 mil al mes, a cambio de nombrar policías de bolsillo y desviar las investigaciones de interés del cartel.
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‘El Rey’ Zambada también acusó de corrupción a Gabriel Regino, subsecretario de Seguridad Pública del entonces alcalde de ciudad de México y ahora presidente electo, Andrés Manuel López Obrador.
El exfuncionario y ahora abogado penalista rechazó las acusaciones.
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“Un testigo colaborador, que ha cometido delitos, que es un criminal, está buscando congraciarse con los fiscales de Estados Unidos para que su pena sea reducida y, en virtud de ello, es capaz de inventar y señalar cualquier circunstancia que le pueda beneficiar”, indicó Regino.
Los acusados ponen en entredicho la credibilidad de un delincuente convertido en delator. Innegables, sin embargo, los largos tentáculos del narcotráfico y su poder corruptor.
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