En China hay unos 75.000 enfermos y más de 2.200 han muerto. Fuera de ese país se han producido 11 fallecimientos y 1.100 contagios.
Investigadores del mundo entero trabajan para desarrollar tratamientos destinados a luchar contra la enfermedad COVID-19, que emergió en diciembre en el gigante asiático.
"Varios equipos de investigación recurren a diferentes técnicas para concebir una posible vacuna", indicó Xu Nanping, el viceministro de Ciencia y Tecnología.
"La primera debería ser sometida a ensayos clínicos hacia finales de abril", señaló en una rueda de prensa en Pekín.
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Los investigadores chinos utilizan varios procedimientos para lograr una vacuna, declaró Zeng Yixin, el vicedirector de la Comisión Nacional de Salud.
Entre estos métodos figuran el uso de un coronavirus inactivo, el uso de ingeniería genética para producir proteínas que sirvan de antígenos o la modificación de vacunas antigripales, detalló Zeng.
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La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el martes que haría falta al menos un año antes de obtener un producto que se pueda usar a gran escala.
"La vacuna es algo a largo plazo, pues podría demorar hasta 12 o 18 meses. Esto es en el peor de los casos", declaró su director Tedros Adhanom Ghebreyesus.
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