“No hay esperanza de que mi mamá viva”, dice el hijo de la señora, atendida en su casa por una supuesta esteticista.
Leida García, de 52 años, decidió someterse a la intervención para mejorar su aspecto y le pidió consejo a una amiga, quien le recomendó el trabajo de la mujer.
La esteticista ofreció ir hasta la vivienda de su clienta, en Fusagasugá, y allí mismo realizar los procedimientos. Aparentemente todo iba bien, pero 72 horas después la salud de Leida se fue deteriorando.
“Cuando le sacaron grasa, normal. Estaba superbién, pero ya tres días después de que se mandó a poner lo de los glúteos empezó a tener reacciones muy distintas. Se le pusieron los glúteos muy rojos, tenía parches por todos lados, la piel era muy brillante”, relata su hijo Fabián.
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Según el propio joven, “no hay esperanza de que mi mamá viva” debido a una bacteria que se habría alojado en los huesos.
La mujer que realizó el procedimiento desapareció tras conocer el estado de salud de su paciente.
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