La ciudad de la eterna primavera es una de las más lindas del país, pero su hermosura es un triste contraste con la violencia y el miedo que se vive en sus calles.
Medellín, a la luz de muchos de sus habitantes, se ha convertido en una ciudad con graves problemas de delincuencia y el conflicto armado está atizado por el narcotráfico.
“Se vuelve una vida que no merece llamarse así, quedas en manos de delincuentes que resuelven los problemas de los barrios, quien vive, quien no vive, a quien se viola, o a quien no se viola y si te tienes que ir del barrio o no2, señaló Juan David Escobar, docente de la Universidad Eafit.
Las estadísticas son duras: la cifra de homicidios alcanzó los 475 muertos en los primeros nueve meses de 2019. Estudios de la Universidad de Medellín indican que en la capital antioqueña delinquen 84 estructuras criminales que están conformadas por más de tres mil jóvenes.
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“El crimen nunca va a acabar, tiene una estructura piramidal y en la medida que crece se transforma. Es dramático ver cómo el crimen organizado controla desde las ventas ambulantes y espacios, sectores donde hay gente que trabaja honestamente”, explicó Jorge Iván Avendaño, docente de investigación criminal.
¿Cómo ganarle la batalla al crimen? Candidatos a la Alcaldía de Medellín responden Sin embargo, hay quienes tratan de hacer las cosas de otra manera, como en la comuna 16 (Belén), una de las más grandes de la ciudad con 280 mil habitantes.
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Allí, Ricardo Rojas es un líder social que creó una emisora comunitaria llamada Comunicando Belén, donde los jóvenes son su principal apuesta.
“Tratamos de que nuestra comuna llegara a esos colegios, a esos jóvenes, a hacer cosas diferentes, cursos de fotografía, cajas de herramientas, a buscar que tengan una jornada complementaria”, manifestó el líder.
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El énfasis en la juventud es tan fuerte por una razón: en los últimos 40 años, 57 mil jóvenes entre los 14 y los 28 años fueron asesinados en Medellín, según el sistema de información de seguridad y convivencia.
Olga Echeverry también es líder comunal y ha diseñado diferentes programas para salvar a los más vulnerables.
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“Hay violencia, hay droga, falta de empleo, cobertura educativa. Nuestros muchachos necesitan oportunidades de cualificación de su proyecto de vida. Es difícil, en la medida que no haya una interlocución, no haya una intervención integral, ni una articulación no solamente desde el Estado, sino desde el ente privado, desde las organizaciones sociales”, manifestó la lideresa del barrio Belén Las Violetas.
Así va Medellín, en medio de una violencia estridente, luchando por encontrar una solución en el nuevo alcalde que asuma las riendas, esperando que los jóvenes más pobres encuentren las oportunidades para salir de los círculos de violencia.
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