La revista académica BMJ Case Studies reveló el increíble caso de un hombre que terminó con la tráquea perforada luego de evitar un estornudo.
Los hechos ocurrieron mientras el sujeto conducía su carro y experimentó un ataque de “fiebre de heno” o rinitis alérgica.
De repente, sintió la necesidad de estornudar, pero, en vez de dejar salir el aire, se tapó la nariz y cerró con fuerza la boca.
Según el portal Live Science, si la boca y la nariz están cerradas cuando se va a estornudar, la presión que se genera en las vías respiratorias “puede exceder más de 20 veces la que normalmente se acumularía durante un estornudo”.
Aunque aún podía comer, respirar y hablar, su cuello se inflamó en ambos costados y le dolía moverlo. Los médicos lo examinaron y escucharon un leve crujido que les indicó que algo no estaba bien.
Una radiografía expuso que el sujeto tenía enfisema quirúrgico, la afección en la que el aire queda atrapado debajo de las capas de tejido más profundas debajo de la piel.
La presión que se generó en la tráquea del hombre fue tan grande que le abrió un agujero de 2 por 2 milímetros.
Para tratar la perforación en la tráquea del hombre no fue necesario hacerlo con una cirugía, tan solo fue monitoreado en el hospital durante 48 horas para garantizar que tuviera un estado óptimo en sus niveles de oxígeno.
Con medicamentos y reposo, al transcurso de cinco semanas, el sujeto se sanó completamente.
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