Aunque históricamente la Iglesia católica ha condenado el aborto, Pío XII sorprendió con una carta que seguiría teniendo vigencia, dice el padre Carlos Novoa.
A propósito de la polémica que se ha armado en Colombia por la reglamentación que hizo el Ministerio de Salud para que las mujeres puedan interrumpir su embarazo en tres casos específicos, Novoa recordó dicho documento del pontífice.
Precisó que en 1950, en un escrito a la Asociación Italiana de Familias Numerosas, el papa dijo que se podía hacer una intervención quirúrgica para salvar la vida de la madre embarazada si esta estaba en riesgo.
“Si tiene cáncer de útero, lleva tres meses de gestación, sacan el útero y el bebé también”, explicó Novoa sobre aquella carta.
Publicidad
Por eso, el clérigo señaló que la Iglesia no puede entrar en polémica con el primer punto reglamentado por el Ministerio de Salud: cuando existe peligro para la salud física o mental de la mujer.
Sin embargo, dijo que la comunidad católica no puede estar de acuerdo con las otras dos causales que permiten el aborto en Colombia: cuando exista grave malformación del feto que haga inviable su vida o en caso de violación, transferencia de óvulo fecundado o inseminación.
Publicidad
“Mujeres que han abortado no deben ir a la cárcel”
Eso sí, el padre fue enfático en señalar que el tema no es de cárcel, sino de educación.
“La cárcel hay que acabarla, es una escuela de crimen”, subrayó el sacerdote sobre la propuesta de un sector de la sociedad, que pide enviar a prisión a quienes aborten.
Y recalcó que “ninguna mujer aborta por placer”, por lo que instó a crear instituciones que les den acompañamiento a ellas “en ese drama doloroso”.
Publicidad
“El aborto es un drama, es un trauma”, insistió.
Agregó que para acabar con el debate de si se debe permitir el aborto o no en Colombia, en lo que se debe trabajar es en la prevención.
Publicidad
“Educación sexual integral y lucha contra la pobreza, gran caldo de embarazos no deseados y por ende gran caldo de abortos”, sugirió como estrategia para esta polémica.
“Luchemos por prevenir en vez de agredirnos”, concluyó el sacerdote jesuita.