Aunque el Halloween es una fecha de alegría y celebración para muchos pequeños, a otros les genera ansiedad y timidez.
“Halloween es la oportunidad de ser creativos, de crear un rol de personaje, de transformar un mundo de fantasía en realidad”, dice Christian Muñoz Farías, psiquiatra de niños y adolescentes.
Transformarse, vestirse diferente, maquillarse y exponerse a la opinión de otros también es un reto emocional y de personalidad.
Por eso si su hijo no quiere disfrazarse, antes de juzgarlo o compararlo con otros, indague por sus razones y esté atento a las señales de alarma.
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“irritabilidad, miedo, agresividad. Niños que con tres semanas de anterioridad están manifestando un temor, que no pueden dormir. O que no diferencian la fantasía de la realidad”, afirma el especialista.
Y si quiere estar disfrazado todo el mes, no hay problema. Lo importante es tenga presente aspectos como que a los más pequeños les cuesta diferenciar la fantasía de la realidad, así que con anticipación explíquele lo que va a suceder en esta celebración para que no se asuste y evite, entre otros, situaciones de ansiedad.
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