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Conozca el banco de alimentos en Cali que construye un puente entre la abundancia y la carencia

Según la FAO, cerca de un tercio de los alimentos producidos en el mundo se pierden o se desperdician, mientras que casi mil millones de personas pasan hambre.

Ubicada en el sur de Cali, la fundación Madrigal atiende principalmente a personas de la tercera edad y mujeres que han sido víctimas de violencia por parte de sus parejas.

Aquí, reciben múltiples beneficios, entre ellos, la alimentación diaria, que el Banco de Alimentos, en parte, les entrega cada viernes de la semana.

“Hace un impacto importante en nuestras vidas, porque no solo se benefician nuestros pacientes, sino nuestros empleados”, afirma Paola Gómez, directora de la Fundación Madrigal.

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Sin este apoyo, para decenas de organizaciones que cuentan con un programa de alimentos, sería imposible cubrir las necesidades de miles de personas que no tienen qué comer. 

“Del 8 % que vive en pobreza absoluta, Cali, por ejemplo, tiene, en promedio, 160.000 personas que pasan hambre física”, asegura el padre Óscar de la Vega, director ejecutivo del Banco de Alimentos de Cali.

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Dicho banco ubicado en Cali beneficia actualmente a 64.000 personas de la capital del Valle del Cauca, de la zona rural de la ciudad y de algunos municipios cercanos.

“Cuando hay una redistribución de la ayuda solidaria, alcanza para todos. Transformamos a todos y todos vamos avanzando”, manifiesta el padre de la Vega.

El Banco de Alimentos es una fundación de la Iglesia católica que desde hace 19 años mejora la calidad de vida de sus usuarios.

Algunos de los productos que llegan a este banco como donación lo hacen porque tienen daños o averías en el empaque. Ellos los reciben así del supermercado que los dona, pero después los empacan de forma apropiada y los entregan a los beneficiarios.

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Pero como las necesidades no son solo alimentarias, los productos de aseo también son bienvenidos.

“Tenemos unos envases que reutilizamos y que aprovechamos”, dice Sandra Montero, coordinadora de Gestión Social.

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Ropa en buen estado, electrodomésticos y hasta muebles se encuentran al interior de una amplia bodega. Pero como no todo es recibido en perfecto estado, el banco cuenta con voluntarios que hacen posible entregar objetos dignos.  

“Lo que llega de los diferentes almacenes, averías de muebles, entonces nosotros los reparamos, lo que podamos”, expresa Manuel Cometa, voluntario.

En Colombia hay 19 bancos de alimentos que trabajan en red. La meta es ambiciosa para este año, pues se espera que, en algunos meses, Riohacha, en La Guajira, y Buenaventura, en el Valle del Cauca, puedan contar con uno propio.

“Estamos trabajando para lograr cambiar esas noticias malas, donde siempre Buenaventura resalta como una ciudad violenta y con dificultades”, sostiene el padre Rubén Jaramillo, obispo de Buenaventura.

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Asimismo, afirma que el objetivo es “crear un lazo y puente de solidaridad entre la abundancia y la carencia”.

“Yo me soñaría con 100 empresarios que me dieran mensualmente una tonelada de alimentos”, anota, por su parte, el padre Óscar de la Vega.

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Según el Departamento de Planeación Nacional, al año se desperdician 9.7 millones de toneladas de alimentos,  lo que alcanzaría para alimentar 8 veces La Guajira.

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