Los gironeses siguen viviendo en casas blancas de balcones antiguos, se transportan por calles empedradas y cruzan puentes que conservan la infraestructura de los pueblos del siglo XVII.
“Los alarifes de la época trataron de reproducir esas grandes casas de tapia pisada de una vara de ancho y tuvieron suficientes maderas del río Sogamoso para establecer dos pisos”, dice el historiador Armando Martínez.
“Sus casas son muy frescas porque no son construidas en ladrillo, son construidas en barro”, dice una habitante de la región.
Su belleza, y arquitectura propia de la época de la colonia, le valió a Girón su declaratoria como pueblo patrimonio material de la humanidad en 1959.
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A la villa de los caballeros de Girón, como también se le conoce a esta población santandereana, llegan anualmente miles de visitantes de varios países del mundo, principalmente motivados por las referencias que dan los santandereanos que viven en el exterior.
Su basílica menor en honor al Señor de los Milagros es principal templo peregrinación de para los fieles que visitan girón desde 1639.
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Girón evoca romanticismo, tranquilidad, historia y belleza. Un afortunado contraste con la agitada Bucaramanga.
as y cruzan puentes que conservan la infraestructura de los pueblos del siglo XVII.
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