Monguí, la mezcla perfecta entre religiosidad y arquitectura

Esta población boyacense resguarda varias obras declaradas monumento y patrimonio nacional. Sus construcciones también reflejan los siglos XVI y XVII.

Llegar a Monguí en Boyacá es encontrar una mezcla perfecta entre la cultura, la tradición y la herencia pictórica y arquitectónica más representativa de los siglos XVI y XVII.

Sus calles guardan su armonía con piedras de río, rodeadas por las casas de estilo colonial.

Fue fundada el 31 de diciembre de 1601 y se convirtió en una importante población con la llegada de los franciscanos, quienes se encargaron de evangelizar las comunidades indígenas de la zona.

En la población existen varios sitios declarados patrimonio y monumento nacional.

"Entró a la red de pueblos patrimonios en el año 2013, en 1975 entraron en monumentos nacionales lo que fue la capilla San Antonio, el puente Calicanto, la iglesia y el convento, el claustro. Y ya hacía el 2005, ya se hizo la declaratoria al centro histórico", explicó Oswaldo Pérez, alcalde del municipio.

La basílica menor de nuestra señora de Monguí inició su construcción en 1694, y cien años después se culminó.

El claustro tiene más de 160 pinturas que resaltan su majestuosidad.

Y la bondad de las manos de sus artesanos tiene como principal renglón de la economía la fabricación de balones.

"La época de oro del balón en Monguí fue en los años 70: tres fábricas generaban más de mil empleos", explica Edgar Francisco Ladino, fabricante de este elemento deportivo.

En la plaza principal, a través de los años, la imagen del padre Alonso Ojeda Soto ha permanecido vigilante. Quizás custodiando uno de sus mayores tesoros, la tierra que ayudó a fundar.

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