El embarazo de Madison Goodwin, de 18 años, no fue fácil, pues desde el inicio presentó serios problemas de salud debido a una deshidratación que padeció y los dolores de espalda que le impedían caminar largos trayectos.
Durante la semana 36 de embarazo, Madison acudió al hospital porque le habían indicado que tenían que practicarle una cesárea de emergencia, según comentó al medio The Sun.
El 11 de enero de 2024, la joven llegó al centro médico en Inglaterra, pero le dijeron que habían confundido su nombre con el de otra paciente a quien, supuestamente, sí le tenían que practicar la cesárea de emergencia. La enviaron a su casa.
Le dijeron que regresara en los próximos días para analizar cómo había avanzado su embarazo.
Con miedo a que su bebé pudiera tener problemas de salud, la joven regresó dos días después al hospital, le practicaron una ecografía y los médicos le informaron que ya no podían escuchar los latidos de su bebé.
“Ella estaba acá y de repente ya no está. La idea de que otras personas pasen por algo tan horrible es igual de espantosa. Esto sucede muy a menudo y simplemente se pasa por alto. Esto causó mucho dolor y un trauma de por vida. Quiero que la gente sepa esto para evitar que vuelva a suceder”, comentó la mujer.
Madison y su pareja, Matteo, pasaron dos días en el hospital esperando a que realizaran la autopsia a la bebé. El centro médico reveló que aún se está llevando a cabo la investigación y lamentaron la muerte de la menor.
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