Kobe Bryant es considerado uno de los mejores jugadores de la historia reciente de la NBA y muchos lo incluyen en el 'olimpo' de este deporte. El exjugador de Los Ángeles Lakers falleció hace algo más de dos años en un trágico accidente aéreo, en el que su hija Gianna también perdió la vida.
'Black Mamba' dejó uno de los grandes legados en el baloncesto estadounidense, pues además de cosechar un enorme palmarés (cinco anillos, dos oros olímpicos, un trofeo de MVP, entre muchos otros reconocimientos), será recordado por su mentalidad ganadora.
Luke Walton, compañero de Bryant en los títulos de 2009 y 2010, demostró, una vez más, la competitividad y disciplina que tenía 'Kobe', la cual le transmitía a sus compañeros. 'KB24' fue fundamental para la hegemonía de los Lakers desde el 2000 hasta el 2010, años en los cuales ganaron cinco campeonatos.
"Un día llegué al entrenamiento y, como seguramente había bebido demasiado la noche anterior, debía oler un poco a alcohol", contó Walton.
Bryant al enterarse de la falta de compromiso de Walton tomó una decisión: hacerle la vida imposible en esa práctica.
"Kobe, entonces, informó al resto del equipo de mi situación y les pidió a todos que no me dieran ninguna ayuda defensiva cuando me toca marcarlo a él. Cuando comenzó, yo pedía ayuda y ninguno de mis compañeros aparecía. Yo me reía al principio como diciendo 'esto es divertido', pero en la mente de Kobe sólo había una cosa: destruirme", agregó el exalero de los Lakers.
La prueba más fehaciente del amor y compromiso por este deporte sucedió el día que Bryant se retiró. El 3 de abril de 2016, el histórico escolta jugó su último partido contra los Utah Jazz, en el cual anotó 60 puntos.
Esa exigencia fue fundamental para que la hegemonía de los Lakers desde el 2000 hasta el 2010, años en los cuales ganaron cinco campeonatos, tuviera lugar.
"Me enseñó una lección. Probablemente anotó 70 puntos en ese entrenamiento. Su instinto asesino y ética de trabajo se quedaron grabadas en mí para siempre", concluyó Walton.