Kaylee McKeown se proclamó campeona de 100 metros espalda, en los Juegos Olímpicos de Tokio, cumpliendo el objetivo que se había fijado de ganar el oro como homenaje a su padre fallecido hace un año.
La plusmarquista mundial de 20 años firmó un crono de 57 segundos y 47 centésimas, que le sirvió para superar a la canadiense Kylie Masse (25 años), plata y durante gran parte de la prueba en cabeza, y a la estadounidense Regan Smith (19 años).
Reciente poseedora del récord del mundo (57.45), el único batido en las selecciones estadounidenses y australianas, Kylie McKeown se había prometido ganar para realizar el sueño de su padre Sholto, que murió por un tumor cerebral en agosto de 2020 y por quien se tatuó en el pie "Estaré siempre contigo".
Su hermana mayor Taylor había sido medallista de plata de relevos en los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro 2016 y no pudo clasificarse por poco a Tokio.
Kylie McKeown logró de paso un nuevo récord olímpico, marca que ya había sido batida en las series y en una de las semifinales por Regan Smith, prueba de la dura batalla cronométrica entre las tres medallistas.