La marcha, que está viviendo un momento de incertidumbre tras las últimas decisiones tomadas por el Comité Olímpico Internacional de cara al programa deportivo de los Juegos de París, afronta un momento de reválida en los Mundiales de Budapest, en los que contará con dos distancias de competición, 20 y 35 kilómetros.
El pasado 21 de mayo, coincidiendo con el Campeonato de Europa por equipos en Podebrady (República Checa), los marchadores europeos protestaron contra la decisión del Comité Olímpico Internacional y World Athletics de cambiar el programa de la especialidad a poco más de un año de los Juegos Olímpicos de París y pidieron "respeto" con la consigna de "Nos vemos en Los Ángeles 2028".
Países de diferentes delegaciones, entre ellos España, Portugal, Ucrania, Francia, Alemania, República Checa, Finlandia y Reino Unido, posaron en Podebrady con una pancarta en la que se leía, en inglés, "Respeto, marcha olímpica desde 1908. Somos el deporte. Nos vemos en Los Ángeles 2028".
Tras esa reivindicación, los marchadores mostraron su malestar con la decisión de hacer desaparecer los 35 kilómetros de los Juegos Olímpicos de París y la inclusión del relevo por equipos mixto. Además, mostraron su preocupación por el futuro que se cierne sobre su deporte, sobre el que cada vez pesan más rumores de su desaparición total para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028.
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En Budapest, en los Mundiales de atletismo, la marcha volverá a tener un papel protagonista con cuatro días de competición aunque sin su distancia larga, los 50 kilómetros, que desde su salida del programa olímpico tras los Juegos de Tokio ya son historia. Sus récords y sus marcas han quedado congelados en el libro de oro del atletismo.
Los 20 y los 35 kilómetros son las distancias competitivas del Mundial de Budapest. Los marchadores esperan que su seguimiento, tanto en audiencias televisivas como por las calles de la capital húngara, sea elevado y su reivindicación quede apoyada para afrontar el futuro con optimismo disipando un poco la tesis del Comité Olímpico Internacional de dar un giro a esta disciplina.
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Raúl Chapado, presidente de la Real Federación Española de Atletismo, tiene clara la postura de la entidad a la que representa. "La federación española es determinante y es firme. Nosotros solo vamos a defender un programa olímpico dónde esté la marcha. Es nuestro patrimonio deportivo".
Al igual que el dirigente español, hay muchos otros países, sobre todo europeos y también China, que exigen mayor consideración hacía una disciplina que va ligada a la historia del atletismo. En Budapest pasará una reválida y seguro que más de un atleta aprovecha la ocasión para volver a alzar la voz y pedir "respeto" por la tradición. E
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