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Parece ser un epitafio, demanda del jugador de fútbol profesional “Hoy te la tengo que empujar”, la actuación de revancha que todo jugador lleva encima cuando salta a la cancha y ve en frente a su antiguo equipo. Son muy pocos los jugadores como Steven Gerard o Totti que decidieron ser fieles a un solo equipo, pero esta condición es ajena hoy en día. Todo se mueve por un mejor contrato o un traspaso al fútbol extranjero y algunos dirán ¿Qué tiene de malo ganarse un billete demás? Es esa misma gana de venganza que sientes cuando ves a tu ex metida con otro man y ni hablar si aquel tipo fue o es amigo tuyo, o ¿quién no ha tenido esa sensación de poder jugarse esa última revancha?, de sacarse esa espinita. Vamos más allá ¿cuántos de nosotros no la hemos hecho? y al final decimos “Yo sabía que te la iba a empujar” Ya no te importa si algún día le profesaste ser fiel, atrás quedaron los momentos que tuviste al lado de ella. En ese punto no piensas en los miles que te están viendo, sólo piensas en ese dolor que sentiste cuando saliste mal librado, echado, traicionado o abucheado por la afición. Se despierta esa sed de venganza con solo enterarse que la próxima fecha es contra el equipo que te desechó, se desvela aquel ser humano indignado tras el rompimiento, tras el compromiso pactado. Piensas, sueñas cómo anotar no importa si eres central o volante de primera línea de inmediato se te viene ese deseo de marcar al minuto noventa de cabeza al segundo palo, ni qué decir si de repente cazas un rebote y de primera la clavas allá en todo el ángulo ´Sácalo´, esa sensación es como salir y llevarte a la cama a la más orgullosa, a la que cree que levita y que está por encima de ti.