Deplorable espectáculo. Millonarios y santa Fe, Campeón y sub-campeón, eliminados, en una batalla de músculos sin ideas, de forcejeo insulso, de provocaciones, de teatro ordinario, porque fingir agresiones era más importante que proponer soluciones.
Dieron pena.
Energúmenos unos y otros, cerraron el ciclo de las peores formas y eliminados. Cinco meses atrás, ambos definían el título con nóminas similares, pero la errónea política de fichajes y los desaciertos técnicos y administrativos aceleraron el proceso autodestructivo. Perdieron capacidad competitiva. Pocos fueron refuerzos. Muchos, remiendos o parches; agravada la situación por la escasa posibilidad en la Libertadores.
Vergüenza en el campo de juego y en el camerino, mientras en las tribunas los hinchas convivían en paz, entrelazados los colores, pero sin respuestas futboleras, por la incapacidad de los protagonistas.
Ver a Julio apaciguando los ánimos, daba risa. Él había participado en el incendio.