En Argentina dicen desde hace años que Dios es porteño y muchos lo creyeron cuando vieron jugar a Diego Maradona. Incluso, en una tarde mágica el 10 se convirtió en D10S cuando de su mano (literalmente) la selección eliminó a Inglaterra y condujo a la albiceleste al título del Mundial de México 86.
Otros tantos dicen que Dios es argentino con la aparición de Lionel Messi y su talento descomunal, pero lo cierto es que ahora hay puente directo entre Buenos Aires y el cielo gracias al ascenso del cardenal Jorge Bergoglio, que a partir de la fecha es el Papa Francisco I.
“No importamos los colores de otro lado, se los pedimos a la Virgen”, dijo alguna vez sobre San Lorenzo Bergoglio, quien es hijo de un jugador del equipo de baloncesto de la institución a comienzos del siglo y tiene carnet azulgrana desde la cuna.
Socio honorario del club, muchos hinchas de San Lorenzo esperan que ahora Francisco I les ayude con lo que parece un milagro: que uno de los grandes de Argentina no se vaya de nuevo a la B.