El encuentro del Santiago Bernabéu dio para muchos análisis y uno de los más efervescentes es el de la figura de Ancelotti. Silbado levemente antes del partido, en la segunda parte los abucheos se amplificaron cuando sustituyó a Isco, uno de los grandes favoritos de la afición.
"Un entrenador está en el campo y hace un cambio porque piensa que es una cosa buena para el equipo. Si la afición después no lo entiende, lo siento, pero he tomado esta decisión para dar más equilibrio al equipo", justificó Ancelotti tras el encuentro.
No sucedió lo mismo con el entrenador del Villarreal, Marcelino García Toral, quien defendió la decisión de Ancelotti: "Posiblemente si no lo hace hubiésemos ganado".
Lo cierto es que hace semanas que existen murmullos en torno a Ancelotti. Ni rastro queda de lo ocurrido hace diez meses, cuando el técnico blanco era aclamado por conquistar la Liga de Campeones para los blancos tras 12 años de espera.
También parece lejano aquel final de 2014, en el que el Real Madrid encadenó 22 victorias consecutivas y propició que la prensa comenzara a hablar de una inminente renovación de Ancelotti.
El ciclo del anterior entrenador blanco, José Mourinho, generó profundas divisiones en el Real Madrid. Tanto en el vestuario como en la propia hinchada. Y parece como si el portugués todavía tuviera su nicho en el Santiago Bernabéu. De vez en cuando se recuerda su figura, y más en estos tiempos, con Ancelotti en el centro de la mira de un sector de la afición.
El foco de crítica a Ancelotti sigue, a pesar de que los jugadores del Real Madrid le hayan apoyado sin fisuras. "Somos una familia y Ancelotti es nuestro padre", dijo la pasada semana el central Pepe.
Los futbolistas blancos encontraron estabilidad emocional con la llegada del técnico italiano después de que el último año de Mourinho saliera a la luz la existencia de una indisimulada fractura en el vestuario. Pero una parte de la hinchada blanca no comparte el entusiasmo de los futbolistas, según se aprecia en los últimos partidos.
Ancelotti ya sabe que el pasado cuenta poco en el Real Madrid. Al menos, en lo que se refiere a emociones. Uno de sus retos es volver a revertir la situación y reconquistar el pleno aprecio de la grada.
En el horizonte queda el partido del 22 de marzo, con el clásico ante el Barcelona en el Camp Nou. Una cita que también será muy importante para Ancelotti.