Primer Tiempo:
El pueblo lo sabe.
De por medio boletas, reventas y “chuzadas”, herramienta abominable esta última, de mundos criminales, que demuestra desconfianza y desnuda traiciones. Que intrigante, que sucia es, en ocasiones, la vida dirigencial del fútbol. No parece hoy misión imposible, como tantas veces en el pasado, desenredar las tramas urdidas, en beneficio propio. Ninguno culpable, hasta hora, pero varios sindicados, condicionados por la ley y la opinión pública. Debido proceso, ¿No? El pueblo lo sabe.
Segundo tiempo:
Es futbol señores.
Qué lindo cuando juegan Cali y Medellín. Hoy, los mejores. Sólidos, técnicos, intensos, físicos. Corren todos, juegan todos, sin regalar espacios, construyendo, recreando, sin lujos, con eficacia. Con dos delanteros argentinos de gatillo fácil, como Cano y Sand que no agotan las vías del gol, y los dos Didier, Delgado y Moreno, obreros en el sacrificio de correr, anticipar, marcar, recuperar y participar en la elaboración. El placer del hincha ante escuadras sólidas, serias, obsesivas con la victoria. Créanme, es futbol señores.
Tercer tiempo:
¡Vamos mi negro…!
El paso apropiado. Como en su momento lo dio James al Bayern. Yerry Mina a Inglaterra, donde sus facultades son apreciadas. Al Everton, equipo de perfil menor, sin Liga de campeones, pero renovado y fortalecido. Yerry en su salsa, como Davinson, de fiesta con sus bailes, su futbol, su sencillez, su imponencia. Seguramente será un ganador en tierra de campeones.
!Let's go Yerry!