Las más de 20.000 personas reunidas en Wembley ovacionaron sonoramente el gesto de hincar la rodilla contra el racismo, por parte de los jugadores ingleses y escoceses.
Los 22 jugadores, junto al árbitro español Mateu Lahoz, echaron la rodilla al suelo antes del pitido inicial del partido, como gesto a favor de la igualdad y en contra del racismo.