El suceso tuvo lugar en Mersin, en el sur de Turquía, después de que el Fenerbahçe ganara 0-1 al Mersin Idman Yurdu, el equipo local, en un partido de la Superliga turca.
Mientras los jugadores se cambiaban en los vestuarios, la Policía registró a fondo el autobús, con la ayuda de perros detectores de bomba, pero no halló rastro de explosivos.
El autobús del Fenerbahçe ha sido objeto de varios ataques no aclarados en los últimos meses, siendo el más llamativo un tiroteo con escopeta de caza, el 4 de abril pasado, en Trebisonda, que hirió al conductor.