La sorpresa en el estadio Puskas parecía concretarse. Hungría estaba arriba en el marcador, contra varios pronósticos, y la fiesta era enorme. Pero Griezmann dijo presente.
La selección de Francia, una de las favoritas al título en la Eurocopa, sacó a relucir toda su capacidad individual y le propinó un baldado de agua fría a su rival.
La estrella del PSG controló, entró al área y envío un centro, el cual, en un intento de despeje por parte de un defensa, terminó en los pies de Griezmann.
Frente al arco, y cerca del área chica, el delantero del Fútbol Club Barcelona sacó un potente remate imposible de atajar para el guardameta Péter Gulácsi.
Dicho gol significó un espiro y algo de tranquilidad en las toldas galas. Y es que no encontraban los caminos para romper la solidez defensiva de su rival.