"Estoy muy decepcionado. En mi opinión, el mejor equipo perdió. Pasa a veces en el fútbol y esto es aceptable porque es fútbol", dijo el luso.
Mourinho arremetió contra el árbitro sueco, Jonas Eriksson, y le achacó haber "matado" la final al sacar la segunda cartulina amarilla al brasileño Ramises, lo que supuso su expulsión.
Y prosiguió: "Los que sentimos, los que vivimos en el fútbol, tenemos una regla muy importante: la pasión. Si estás enamorado, no matas una final con una segunda tarjeta", explicó portugués.
El técnico de los Blues recordó su "experiencia fantástica jugando con diez en partidos de UEFA" e ironizó sobre la posibilidad de "entrenarlos así, para marcar gol", tras explicar que los suyos habían dado todo de sí y acabaron extenuados.
En ese contexto, recordó las veces que jugó con diez jugadores contra el Barcelona: en el Chelsea, en el Inter y en el Real Madrid y "aquí otra vez", para concluir con un "analiza y traza tus conclusiones".
También sobre el árbitro, señaló que "hubo muchas tarjetas" y que "estaba encantado de añadir minutos" por lo que "nunca vi que el partido se acabara. Y el gol de Martínez fue inmerecido".