Seis fechas y aún el Pasto no sabe lo que es ganar en la Liga Postobón II. Esta vez, frente al Tolima, tuvo todo para hacerlo, pero desde el comienzo se vio que su problema para definir lo iba a castigar.
Muy pronto le fue anulada una jugada de gol por fuera de lugar, y tras eso llegó el festival fronterizo del desperdicio, pues Pasto fue el amo del partido pero todas sus opciones terminaban en las manos del arquero Leonardo Burián (fundamental en la campaña del Tolima) o muy lejos del arco.
Pasto no se rindió. Ya había hecho su primer gol del semestre la fecha anterior en Bogotá y eso le daba confianza, y el premio por fin llegó al minuto 62 cuando Bosco Frontán, que luchó todo el partido en el frente de ataque pastuso, puso la igualdad.
ELas tribunas explotaron de felicidad: sí se podía, la maldición del gol en casa se acababa y era la hora de ir por la victoria, pero el líder, a pesar de tener 10 jugadores en el campo, no estaba dispuesto a perder su invicto.
La figura de Chará emergió como fundamental para el Tolima, y con él los contragolpes de los pijaos fueron una maldición para el local. Por eso no fue de extrañar que en una jugada suya llegara el segundo de la visita a través de los pies de Marco Pérez sólo cinco minutos después de la alegría pastusa.
Lo que siguió fue un derroche de amor propio por parte de dos buenos equipos que dejaron espectáculo y que se quedaron cada uno con un punto gracias a la anotación de Molina al 73.
Cualquiera pudo ganar, pero el punto le sabe mejor al invicto Tolima que al aún no victorioso Pasto.