"Aún resuenan en mi mente los aplausos y ovaciones de todos sus seguidores en el Auditorio Gota de Plata y en el Estadio Hidalgo, despidiéndolo como él hubiera querido", señaló Sandra Sierra.
A nombre de sus hijos, de su suegra, Sandra Sierra de Calero les expresó su agradecimiento a las personas que los apoyaron y los acompañaron desde el día en que su esposa enfermó y hasta el día de su muerte.
A Calero, con el que vivió 27 años, lo recordó como "compañero, confidente, cómplice, amigo, consejero, ídolo y maestro" y como una persona solidaria que siempre ayudó al débil, que le gustaba el trabajo en equipo.
"No me cabe duda que él está feliz y satisfecho. Porque sabe que depositó en cada uno de nosotros un ejemplo de vida, ya que su frase favorita era: "El que no vino a este mundo para servir, no sirve para vivir", afirmó.
Calero tenía "la virtud de hacer la vida fácil a su alrededor, y luchaba para que viviéramos felices cuando estábamos con él" y sus hijos fueron "la bonanza de su vida" y les transmitió "su fortaleza, su espíritu de vida", expresó la señora Sierra.