Los miembros de seguridad del estadio se vieron obligados a llamar a agentes de la policía británica, que forcejearon durante cinco minutos con las esposas del aficionado hasta que lograron liberarle y sacarle del terreno de juego.
El técnico italiano del City, Roberto Mancini, aprovechó la para en el juego para dar instrucciones en la banda a sus dos delanteros, el bosnio Edin Dzeko y el argentino Sergio "Kun" Agüero, que hasta el momento no habían logrado inaugurar el marcador.