Acosta, de 26 años, declaró que la inseguridad "se les fue de las manos a los que mandan" en Buenos Aires.
El jugador sufrió el violento episodio al volver en su automóvil la noche del miércoles a su domicilio en la capital argentina. Allí delincuentes lo interceptaron, le mantuvieron secuestrado, le propinaron más de veinte golpes con sus armas y le amenazaron de muerte.
"La inseguridad no es una novedad", manifestó el futbolista a periodistas luego de finalizar el entrenamiento con su equipo.