En el Coliseo Bicentenario, este miércoles, los dirigidos por Jaime Cuervo prolongaron la fiebre de fútbol de salón en el país. Aunque de forma más apretada, valga decirlo.
Argentina demostró su jerarquía y tradición con un planteamiento que desdibujó al elenco ‘cafetero'. Hizo su parte también el guardameta ‘gaucho', Federico Pérez, una de las figuras del compromiso.
En el complemento llegaron los espacios, las emociones y la angustia.
Andrés Murillo amplió la diferencia y una tranquilidad que duró hasta que John Pinilla cometió una mano, reclamó y se ganó la tarjeta azul que decreta el cambio obligatorio.
Colombia perdió peso ofensivo. Argentina arremetió y en dos minutos igualó el cotejo, con sendos tantos de Néstor Engrinal. Silencio en el escenario bumangués. Faltaban entonces cuatro minutos.
Cuervo, que había enviado a Murillo por Pinilla, acertó en el cambio. El hombre que marcó el segundo convirtió el tercero, a duras prietas, eso sí.
Los dos minutos restantes fueron de solo nervios. Balones divididos o a las tribunas, sin temor, defendieron a Colombia.
La historia no cambió. Pitazo final, abrazo de mil manos en la capital santadereana y alegría para una Selección que sí es potencia mundial en este deporte.
Falta un paso para el título en la décima versión del evento. Se daría este sábado, a las 9:00 p.m., en el Coliseo El Salitre de Bogotá ante Paraguay o Rusia, que buscarán el otro finalista este jueves en Bello, Antioquia.