¿Hay alguna duda de que Sevilla es el rey, amo y señor de la Europa League? Este miércoles 31 de mayo, bajo un enorme marco en las gradas en el Puskás Aréna, volvieron a gritar campeones, sumando así su séptimo título de este torneo a su maravilloso palmarés.
Todo empezó muy parejo, mucho análisis y pocas llegadas al área. Sin embargo, los equipos de José Mourinho siempre se traen algo entre manos. Fue así como, al minuto 55, lograron abrir el marcador, prendiendo la fiesta entre sus aficionados que viajaron a Hungría.
Con la ventaja en el tanteador y fiel a su estilo, 'la Loba' bajó sus líneas y decidió defender con los 'dientes'. Dicha fórmula, que le había dado resultado en anteriores fases del torneo, parecía que funcionaba nuevamente. No obstante, una mala fortuna acabó con ello.
Transcurría el minuto 55, cuando Gianluca Mancini marcó en propia puerta. Baldado de agua fría para el central, el cuadro italiano y sus hinchas. Esto contrastaba con lo que se vivía en las toldas del club español, donde había alegría e ilusión de una posible remontada.
Parecía una partida de ajedrez. Lectura de juego, aproximaciones, balones filtrados, pases largos, en fin. De hecho, cada pelota quieta era vista como una opción de oro. No obstante, nadie descifró el camino, la paridad se mantuvo y eso llevó al tiempo extra.
Eran dos tiempos de 15 minutos cada uno y con más ganas y empuje que otra cosa, fueron por la heroica. Empujaron, lo dieron todo, lucharon y hasta los ánimos se 'calentaron', pero nada fue suficiente. El pitazo final sonó y, ahora, la final se iba a definir en penaltis.
¿Lotería? ¿Suerte? ¿El momento de los arqueros? ¿Un penalti bien cobrado es inatajable? Mucho se dice con relación a lo que se puede vivir en esta instancia y, por eso, estar concentrados en un lado y otro sería fundamental para alcanzar su gran objetivo: la copa.
Uno a uno fueron pasando los jugadores y en Roma no estuvieron finos. Gianluca Mancini y Roger Ibáñez da Silva erraron sus ejecuciones. Esto le abrió la puerta al Sevilla, que no perdonó. El encargado de anotar el tanto definitivo fue nada más y nada menos que Gonzalo Montiel.
Era imposible no acordarse de lo ocurrido en diciembre de 2022, cuando, justamente, fue el elegido para cobrar el último penalti que le dio el título a Argentina en el Mundial de Qatar sobre Francia. Con la misma jerarquía, tomó el balón y fue en busca de la gloria.
Sin embargo, esta vez no fue tan fácil. Ejecutó y Rui Patrício lo detuvo. Pero tuvo una nueva chance. El VAR avisó al árbitro central y le informó que el arquero se había adelantado. Nuevamente, Montiel cobró y esta vez no erró. Gol, campeón y séptima Europa League para Sevilla.
