"Es importante decirlo, no tengo ningún problema con Catar, mi problema es con el club", dijo el jugador a los medios locales que le esperaban en el aeropuerto parisiense de Roissy-Charles de Gaulle.
"Me han destruido en parte", relató el jugador de origen argelino pero nacido en Francia, quien aseguró que "el combate no ha terminado".
El jugador fue nacionalizado y llegó a portar la camiseta de Catar en los Juegos Militares de 2010.
Pero dos años después, la situación se complicó porque su club no le pagaba, por lo que presentó una denuncia en febrero de 2013.
"En ese momento me hicieron chantaje, pero no cedí", indicó el futbolista, que recordó que la legislación catarí permite al empleador dar o negar el visado a su empleado.