Pocas cimas han alcanzado las proporciones legendarias del Mont Ventoux en el Tour de Francia, un puerto situado fuera de los grandes macizos, que emerge como un gigante invitado en la llanura de la Provenza y que ha marcado a sangre y fuego la historia de la carrera.
En su 108 edición, los organizadores del Tour de Francia han previsto, por vez primera en la historia, un doble ascenso al ‘monte calvo’, cuyo paisaje lunar, desprovisto de vegetación, esculpido por el sol y el viento extremos que han deparado su peculiar estampa.
La undécima etapa del Tour de Francia, 198,9 kilómetros entre Sorgues y Malaucène, aparece como una de las más complejas, situado poco después de haber abandonado los Alpes y antes de adentrarse en los Pirineos, una jornada que se anuncia crucial.
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Con sus 4.500 metros de desnivel, ninguna propone tantos en esta edición, concentrados en el tramo final y plena de guiños a la historia de un puerto único. El clima se anuncia caluroso, lo que hace todavía más duro un ascenso que los ciclistas califican de 'interminable".
El pelotón comenzará la dura jornada con el ascenso a Liguère, un puerto de primera categoría con 9,3 % al 6,7 % para ir entrando en calor, antes de, casi sin reposo, adentrarse en el primer ascenso al Ventoux.
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Este se hará por la vertiente de Sault, considerada la más suave de las tres que llevan al ya mítico observatorio blanquirojo que culmina el puerto, pero también la más larga.
Los ciclistas pasarán casi 25 kilómetros de subida con una pendiente media del 5 % que se endurece en el tramo final, porque a partir del Chalet Reynard la pendiente no es negociable. El puerto ha sido catalogado de primera categoría.
Todos los observadores auguran que esa primera ascensión será más de desgaste que de ataque, porque aun quedarán 76 kilómetros para la meta.
La bajada hacia Malaucène, en su primer paso, es más rápida que técnica y los velocímetros de las bicis pueden marcar hasta 100 kilómetros por hora.
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A ese ritmo, tras un corto paso de transición, los corredores se toparán de nuevo con el Gigante de la Provenza, aunque esta vez por la localidad de Bédoin, la más dura y clásica que lleva hasta el mismo observatorio rojiblanco, pero en esta ocasión de forma más directa, en 15,7 kilómetros, y más intensa, con una pendiente media del 8,8 % que sitúan esta subida como categoría especial.
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Una de los cuatro ascensos fuera de categoría de la presente edición del Tour de Francia que promete, esta vez sí, una selección dura entre los favoritos, obligados a mostrar sus fuerzas sin posibilidad de esconderse.
La cima, que contará con una bonificación especial de 8, 5 y 2 segundos a los tres primeros que la coronen, abre de nuevo la puerta a otro vertiginoso descenso por la misma carretera, ancha y casi recta, por la que habían pasado unas dos horas antes.
De nuevo en Malaucène, un nuevo ciclista inscribirá su nombre en la leyenda del Ventoux, que se subió por vez primera en 1951 y que, desde entonces ha sido coronado en 16 ocasiones, la primera con meta en 1958, una cronometrada que el luxemburgués Charly Gaul completó en una hora.
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Así será la etapa 11 del Tour de Francia:
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