Nació en Sídney, creció en España y tiene sangre uruguaya. Alex de Miñaur es la última esperanza local en el Abierto de Australia y el próximo obstáculo de Novak Djokovic en su camino a un décimo título en Melbourne.
Sin el controvertido pero popular Nick Kyrgios en el torneo, la afición australiana se encomienda a este joven apodado `El Demonio´, de padre uruguayo y madre española, que se medirá el lunes al astro serbio por primera vez en su carrera.
"Estoy preparado para la batalla. Quiero enfrentarle y demostrarle de qué estoy hecho en el mayor de los escenarios", dijo De Miñaur después de avanzar hacia este cruce de octavos ante Djokovic.
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La historia de este joven de 23 años transcurre entre dos continentes: a los cuatro años tomó por primera vez una raqueta en Sídney, donde sus padres Anibal y Esther regentaban un restaurante italiano, pero se mudaron a Alicante para abrir un lavadero de coches.
En esta ciudad del levante español, De Miñaur conoció a quien todavía es su entrenador, Adolfo Gutiérrez, y también al otro representante australiano en tercera ronda del Abierto, Alexei Popyrin, que perdió ante el estadounidense Ben Shelton.
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Nacido en Australia de origen ruso, Popyrin era el vecino de De Miñaur en Alicante, donde sus padres se habían mudado desde Dubái. "Crecí con Alexei, tenemos la misma edad. Pasamos tiempo en España en diferentes momentos de nuestras vidas", recordó el sábado De Miñaur.
"Hemos jugado torneos sub-12 con él, creo que incluso torneos sub-10, hasta llegar a junior. Siempre ha sido dos veces más alto que yo (...) Es realmente especial", agregó.
- "Nos tuvimos que ir" -
La prometedora carrera del `Demonio´ estuvo a punto de descarrilar por la crisis económica en España, que golpeó el lavadero de coches de sus padres. Sin capacidad de costear la formación del niño, acudieron a la federación española, pero estos no ayudaron.
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"Fue muy frustrante", explicaba su madre Esther al diario `El Español´.
Allí apareció el tenista australiano Todd Woodbridge, especialista de dobles, categoría en la que ganó 16 Grand Slams. Junto a Lleyton Hewitt ofrecieron a los De Miñaur volver ocho años después a Australia, cuya federación iba a asumir la formación del pequeño diamante en bruto.
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"Nos tuvimos que ir de España y fue duro. No me gustó irme en absoluto. Estaba muy a gusto en casa. Fue algo que nadie de mi familia quería hacer, pero era un cambio obligado por los negocios y por la falta de recursos", reconocía De Miñaur en ese mismo periódico digital.
"Mis padres no podían pagarme la carrera como jugador de tenis. Era imposible. En Australia me apoyaron mucho".
- "70% australiano, 25% español, 5% uruguayo" -
La familia volvería a España pocos años después, pero la fidelidad del jugador a su país de nacimiento ya no varió. "Me siento 70% australiano, 25% español y 5% uruguayo", dijo en una entrevista a `ESPN´.
"En Uruguay solo estuve dos veces en mi vida, obviamente me gustaría volver pero con mucho más tiempo para conocer el país. Hasta ahora no he tenido la oportunidad", agregó.
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Su juego también es más australiano que español o latinoamericano. Agresivo, con golpeos más planos y recurrentes subidas a la red, se siente más rápida en la pista dura de Melbourne o Nueva York que en la tierra batida de Roland Garros, donde no ha pasado de segunda ronda.
En el pecho lleva tatuado el número 109 desde que se convirtió en el 109º jugador australiano en jugar una Copa Davis.
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Pero al mismo tiempo habla español a la perfección, aunque se reconoce más cómodo en inglés, vive largas temporadas en Alicante y si le hacen escoger entre hacer surf o ver un partido del Real Madrid, se decanta claramente por el segundo.
"Lo que me ha gustado toda mi vida ha sido el contraste entre Australia y España en formas de vivir, de entrenar, de practicar el físico (...) Tener un buen contraste, un buen balance de los dos", reconoció al medio especializado Punto de Break.