Se trata de Philip Mulryne, quien el sábado pasado, a los 39 años, se ordenó en la iglesia católica. Fue compañero de David Beckham, Paul Scholes y Andy Cole.
Resulta difícil encontrar un antecedente similar: un futbolista que se convierte en sacerdote. Es el caso de Philip Mulryne, quien debutó nada más y nada menos que con Manchester United en 1997, brilló con Norwich y fue internacional con Irlanda del Norte. Credenciales tenía para alargar su carrera como jugador o para seguir su camino como entrenador.
Luego de varios años de preparación, este sábado, en Dublín, se ordenó como sacerdote. Uno de los votos que hizo fue el de pobreza, algo inusual si se tiene en cuenta la fama y el dinero que rodea a los futbolistas, y más a quienes han militado en los mejores equipos del mundo, como es su caso.
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A los 14 años, el fútbol se llevó a Mulryne de la religión, pues un emisario del Manchester United lo descubrió jugando con el club de su parroquia, y lo fichó. Hoy, 25 años después, la religión lo recuperó. Con estudios en Filosofía y Teología, el exfutbolista ahora empezó a jugar un partido espiritual, lejos de la fama y el reconocimiento que le dio el fútbol y gracias al cual la ceremonia de su ordenación sacerdotal fue multitudinaria.
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