Leo no entiende de respiros, ni de pausas, menos aún de suplencias. Ni siquiera de jornadas de reflexión, como la que España ha vivido en este día previo a las elecciones generales que se celebran el domingo. Messi solo comprende el lenguaje del balón y sin él está perdido. Guardiola lo sabe.
El técnico catalán, que el viernes mostró cierto enojo con los medios de comunicación por sus insistentes preguntas sobre la titularidad del argentino, demostró que cualquier atisbo de duda sobre el estado de forma de Leo tiene poco futuro. Messi jugó, mandó y marcó.
Messi no tardó en devolver el gesto. A pocos minutos del descanso, el delantero recibió un pase de Cesc y con una media vuelta orientó el balón hacia el marco de Roberto, batiendo al meta maño con un disparo suave y delicado.
El crack cumplió y ni así Guardiola tuvo la tentación de sentarlo. Xavi y Alexis y Cesc, que también acumularon minutos y viajes transoceánicos, fuero los sustituidos. Ya fuera por petición propia o decisión de Pep, Leo acabó el partido sobre el césped del Camp Nou.
Con su tanto, además, el astro culé suma ya 14 goles en el Camp Nou en lo que va de campeonato liguero y se queda a solo dos de su mejor registro, los 16 tantos en casa que acumuló en la temporada 2009-2010. Una marca que superará sin problemas. Y es que los goles son la mejor vitamina para el cansancio de Messi.