Tras la contrarreloj que ha puesto al límite los físicos de los ciclistas, el Tour de Francia se da un reposo con otra etapa totalmente llana y prometida para los velocistas, a menos que el viento haga acto de presencia.
Los organizadores han previsto de nuevo una etapa corta, apenas 160,6 kilómetros entre Tours y Châteauroux, con pocas dificultades a lo largo de la mayor parte, aunque el tramo final puede tener terreno para preparar emboscadas.
Sobre todo si aparece el viento y su orientación es la adecuada para que algún equipo decida dinamitar la carrera con abanicos, lo que puede convertir una jornada de transición en el Tour de Francia en una ratonera.
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En la memoria del pelotón estará la etapa del Tour de Francia 2013 con final en Saint-Armand-Montrond que parecía sin historia y se dejó a varios corredores fuera de juego.
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De lo contrario, los llegadores se jugarán la victoria final en otro esprint masivo.