El sofoco fue minando las fuerzas en algunos ilustres, como Van der Poel, incapaz de seguir el ritmo de un pelotón que puso el despertador a 36 km de Bolonia, cuando la diferencia había bajado a los 4.30 minutos al paso por meta. Las cotas de Botteghino di Zocca (4a) y Montecalvo (3a) también vieron pasar al frente a un muchacho noruego llamado Abrahamsen vestido con puntos rojos del casco a los calcetines.
Empezó otra etapa, la de verdad. La renta de los rebeldes bajaba a marchas forzadas. El interruptor de la jornada se pulso en la exigente Cota de San Luca (3ª,1,9 km al 10,6) y con rampas del 19. Un escenario que corona en el Santuario del mismo nombre, auténtico símbolo de Bolonia, comunicado con la ciudad por una columnata que incluye más de 600 arcos.
Una maravilla como escenario para desatar los primeros movimientos en la escapada y en el pelotón. Delante trataron de imponer su mayoría los Arkea con Cristian Rodríguez y Vaquelin, pero los ataques no lograron deshacer el grupo de 10. El corredor del maillot de puntos volvió a puntuar, incansables
En la zona de la clase alta, el Visma tensó con Van Aert. Alerta en los rivales, con Pogacar, Ayuso, Rodríguez y Roglic con las orejas tiesas. Los grandes se marcaban hasta el punto de que Vingegard se lanzó a la rueda de Pogacar cuando el esloveno cambió unos metros el ritmo simplemente para recoger un par de bidones. Van Aert se desfondó.
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Tras el descenso y camino del llano atacó Oliveira llevándose a rueda a Vauquelin y Abrahamsen. El francés arrancó nada más iniciarse el segundo ascenso a San Luca. Abrió camino, el portugués se soltó y el nórdico seguía a toda costa. A 13 de meta, los favoritos habían entregado la etapa a la fuga: 4.10 minutos de retraso.
VAUQUELIN SE CORONA, POGACAR Y VINGEGAARD PRIMER MANO A MANO
Vauquelin, un buen corredor que fue segundo en la Flecha Valona y ganador del Tour de los Alpes Marítimos 2023, decidió probar suerte, y con fuerza y clase se destacó subiendo San Luca en su segunda escalada. Nadie lo pudo seguir, tan solo a cierta distancia, pero sufriendo, el líder de la montaña Jonas Abrahansem.
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Ya no miró atrás el francés, directo a poner la firma a una hazaña que nació de una fuga temprana. "Fin a un año de decepciones", dijo, e inicio a un sueño en su debut en el Tour de Francia.
Bolonia, capital de Emilia Romañana, "La Ciudad Roja", cuna de la universidad más antigua del mundo occidental, donde estudiaron ilustres de diversos mundos, como Petrarca, Erasmo de Rotterdam, Enzo Ferrari y Giorgio Armani, doctoró a Vauquelin y presenció el comienzo de la revolución de Pogacar.
El esloveno, después de un duro ascenso marcado por Yates, atacó a 11 de meta. Solo contestó en principio Vingegaard. Primera conclusión: el danés está en forma y con nivel para contestar los primeros ataques de su rival número 1. El mano a mano fue interesante hasta Bolonia, también cuna del gran Lucio Dalla, quien cantó, entre otras maravillas, "Attenti al Lupo".
Atento al lobo, al peligro, estuvo Vingegaard, y eso lo celebra el Tour de Francia y el ciclismo. Pogacar no tuvo reparos para asumir el maillot amarillo, le gusta la presión, como hizo en el Giro poniéndose líder la segunda jornada.
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"Yo no puedo decir que no al maillot amarillo. El plan no era ganar la etapa, pero la fuga era fuerte y con el calor no quería matar a mis compañeros trabajando", sentenció Pogacar. ¿Kilómetro cero para el tercer Tour de Francia?. El tiempo lo dirá. De momento liderato de cátedra.
Este lunes la semana se abre con la tercera etapa entre Piacenza y Turín, la más larga de la presente edición, con 230.8 km. Tres cotas de cuarta categoría no deben impedir la primera oportunidad para los esprinters.
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