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/Getty Images
Primoz Roglic y Remco Evenepoel, ciclistas en la Vuelta a España
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Decisión salomónica: así resolvieron los comisarios la llegada de Remco Evenepoel y Primoz Roglic

Los dos primeros ciclistas de la clasificación general se vieron envueltos en inconvenientes, en la llega de la etapa 16 de la Vuelta a España.

La etapa con final en Tomares de este martes en la Vuelta a España pasará a la historia como uno de los días de mayor contraste de la carrera, que pasó de una jornada anodina y hasta 'pestosa' en su desarrollo de más de cuatro horas y media a tres minutos de auténtica locura en su final, en el que ocurrieron muchas cosas y de calado. Primoz Roglic y Remco Evenepoel, los grandes protagonistas.

Las más relevantes, una dura caída del segundo de la general, Primoz Roglic, que había atacado buscando la debilidad del líder, y un pinchazo de éste, Remco Evenepoel, que se salvó porque fue a menos de 3 km de la meta.

"Fue un caos absoluto", dijo al final de la etapa José Joaquín Rojas, un veterano que las ha visto de todos los colores.

Todo empezó con un ataque por sorpresa de Roglic a 2,6 km de meta. Solo le siguió Pascal Akermann, que buscaba redimirse de su error de hace unos días en Montilla, donde "se precipitó", en palabras de su director, Josean Fernández Matxin.

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Justo con el ataque, apareció la imagen de Evenepoel con un pinchazo en su bicicleta. Un percance que se tornó milagroso, ya que el propio líder asumió tras la etapa que podía haber perdido más tiempo.

"He sufrido un pinchazo en mi rueda trasera. No estaba en mi mejor posición. Ayer reconocimos el final y notamos que la carretera estaba muy resbaladiza. La verdad es que estaba algo asustado en los últimos 4-5 kilómetros y he perdido algunas posiciones. Luego, he querido remontar en un bache, pero mi rueda trasera dio un salto. Sentí que estaba pinchado. ¡Me alegro que la regla de los últimos 3 kilómetros exista!", confesó el joven belga.

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Roglic continuó con su aventura y se le unieron tres corredores más, el finalmente ganador, Mads Pedersen, maillot verde de la carrera, Danny van Poppel y Fred Wright, protagonista negativo e involuntario poco más adelante. Porque ya en la línea de meta, cuando todos le habían remontado para disputar el esprint, Roglic, en su idea de ganar algo de tiempo con las bonificaciones, se topó con el británico y se fue al suelo.

Y cruzó la meta muy dolorido y ensangrentado. Una imagen dura. Consecuencia de una caída en la que el ganador de las tres últimas vueltas sufrió "policontusiones, heridas superficiales en codo, cadera y rodilla del costado derecho que han precisado de curas locales".

Es decir, Roglic magullado. "Es difícil explicar lo que pasó. Primoz había abierto un pequeño hueco en el pelotón. Todo fue perfecto para él, pero luego se estrelló. Hay que ver sus lesiones”, lamentó, desolado, Andy Engels, su director.

Aún así, el esloveno limó unos segundos, 8, a Evenepoel. Ya que a Roglic, que entró retrasado a meta, le dieron el tiempo del cuarteto que llegó por delante, y a Evenepoel el tiempo del pelotón en el que transitaba cuando pinchó. Aunque después cruzara la meta a más de 3 minutos del vencedor. Todo ajustado al reglamento.

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Como todo se ajustaba a los esperado a 3 km de meta. Etapa de transición, con escapada consentida y previsible esprint final. Todo saltó por los aires con el ataque de Roglic. Que ni él esperaba que diese tanto de sí. Una locura y una pena la caída, que todos lamentaron.

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