Azeem Rafiq, jugador inglés de críquet de origen paquistaní, denunció este martes ante una comisión parlamentaria "el racismo institucionalizado" en los clubes ingleses, lo que le provocó "tratamiento humillante" y le costó "su carrera".
Consternado y con lágrimas, el antiguo jugador del Yorkshire (norte), gran institución en el críquet inglés, contó que se sentía "aislado y a veces humillado" por las palabras y los actos de sus compañeros, añadido a la falta de reacción de sus dirigentes.
"Bastante pronto, contra mí u otras personas de origen asiático -término que en Gran Bretaña se refiere a originarios de la región de India y Pakistán-, había comentarios del tipo 'vete a sentarte allí, al lado del baño' o 'limpiador de elefantes'", explicó a la comisión parlamentaria encargada de la Cultura, los Medios y el Deporte.
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"El término 'Paki' fue utilizado constantemente. Y parecía que había una gran tolerancia en la institución, por parte de los dirigentes nadie nunca reaccionó", añadió.
"¿Cree usted que hay racismo institucionalizado en el críquet?", le preguntó un diputado. "Sí lo creo", respondió Rafiq.
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El jugador lideró la primera campaña contra el racismo dirigida por pakistaníes británicos:
The first British Pakistani led Anti-Racism campaign:
— Azeem Rafiq (@AzeemRafiq30) November 15, 2021
Run Racism Out!
All change begins with the little steps & we hope our voice can both support and contribute to the bigger movement needed here in Great Britain#runracismout #itsnotbanter #EnoughIsEnough pic.twitter.com/jgAXAeiS7a
El jugador había sido invitado a declarar tras un informe independiente que establecía que había sido víctima de "acoso y persecución racista" en el seno de su club lo que le había llevado a pensamientos suicidas.
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Rafiq contó que con 15 años, en un coche delante de su club de críquet local, le habían forzado a beber vino, siendo musulmán, religión que prohíbe las bebidas alcohólicas.
"¿Si creo que el racismo me ha costado mi carrera? Sí, lo pienso", respondió a otro diputado, después de haber evocado las repercusiones en su vida familiar.
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En un primer momento el Yorkshire presentó disculpas, pero rechazó las sanciones disciplinarias.
Bajo la presión de la retirada de los grandes patrocinadores y la prohibición de recibir partidos internacionales, el presidente del club Roger Hutton y su director general Mark Arthur dimitieron. El entrenador Andrew Gale fue suspendido por utilizar términos racistas.