El seleccionado burkinés derrotó este sábado 2-0 a Túnez. Mientras que el equipo camerunés empató sin goles con Senegal, pero le ganó 5-4 en los penaltis.
Ambos conocerán el domingo a sus rivales en la lucha por los dos puestos en la final: Burkina Faso se enfrentará al ganador del Egipto-Marruecos y Camerún al vencedor del duelo entre la República Democrática del Congo y Ghana.
"Tenemos la posibilidad de escribir una bella página en nuestra historia y no queremos dejarlo aquí", declaró tras el encuentro Benjamin Moukandjo.
"Pero vamos a ir partido a partido y tenemos una semifinal que jugar", advirtió el capitán de una selección que no disputa una final de la CAN desde la derrota ante Egipto en Ghana-2008.
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El destino fue cruel para Senegal, el mejor equipo de la primera fase y que buscaba en Gabón coronarse al fin como mejor selección del continente.
Senegal fue el dominador absoluto del encuentro y dispuso de las mejores ocasiones de gol, pero se encontró con el muro Fabrice Ondoa, el joven portero del Sevilla que ya fue decisivo en la clasificación de su equipo para cuartos y que este sábado desbarató todos los intentos senegaleses por marcar, atajando incluso el penal decisivo a Sadio Mané.
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Ni Cheikhou Kouyaté (20’), ni Keita Baldé (55’, 66’, 111’), ni Moussa Sow (87’, 90’+2 y 120’+2), ni Sadio Mané (87’) pudieron superar el joven arquero del filial sevillista, de 21 años, y acabaron pagándolo en los penales, donde los cameruneses anotaron sus cinco lanzamientos y Mané, jugador del Liverpool y estrella de Senegal, falló el suyo... o mejor dicho se lo paró Ondoa.
Camerún, que acudió a Gabón en plena renovación generacional y con numerosas bajas, se mete de nuevo en la lucha por el título, que de lograrlo sería el quinto para los Leones Indomables.
Los cameruneses fueron inferiores en el terreno de juego a Senegal y apenas llevaron peligro con un par de ocasiones de su capitán Benjamin Moukandjo, una en cada parte, pero fue suficiente para lograr el pase.
Antes se clasificó la selección de Burkina Faso tras derrotar a Túnez por 2-0 en Libreville, la capital de Gabón.
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Tras una primera mitad cometida e igualada, Aristide Bancé abrió el marcador en un lanzamiento indirecto de falta desde la frontal (80’), una jugada polémica puesto que no está clara la voluntariedad del defensa tunecino de cortar el balón con la mano, y ni siquiera si la pelota le tocó realmente en la extremidad o en el pecho.
Bancé apenas llevaba cuatro minutos en el césped, pero la apuesta del técnico portugués Paolo Duarte de dar entrada al gigante delantero del ASEC Abiyán (1,93 m) fue decisiva.
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Con los tunecinos volcados sobre el arco burkinés en busca del empate, un córner a favor de los norteafricanos se convirtió en una rápida contra de Burkina Faso que pilló descolocado al portero Aymen Mathlouthi y Prejuce Nakoulma sentenció (84’).
Antes de estos 10 minutos de juego explosivo, el partido había sido aburrido, con dos equipos muy equilibrados que no querían conceder la más mínima ocasión de gol, sabedores que en este tipo de eliminatorias directas, el primero que marca se clasifica.
"Fue un partido difícil que se decidió por detalles", comentó al final del encuentro Duarte, que destacó que su equipo fue capaz "de ofrecer un espectáculo fantástico".
Su homólogo tunecino, el polaco Henri Kasperczak, admitió que Burkina Faso "mereció" el triunfo. "No jugamos como es habitual en nosotros y los cambios en el equipo burkinés dieron sus frutos, con un jugador que entra y marca la diferencia".
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Burkina Faso sólo ha disputado la final de la Copa de África en una ocasión, en 2013, perdiendo 1-0 contra Nigeria.