El episodio se produjo cuando el silbato Chris Foy expulsó a José Bosingwa por considerar que había derribado a un rival como último hombre a los 33 minutos de un partido que Chelsea perdió 1-0.
Chelsea, que sufrió dos expulsiones y siete amonestaciones en ese choque, se declaró culpable del cargo de no haber garantizado que sus jugadores "se comportasen como corresponde".