"Es una historia muy triste", comentó el presidente ruso sobre el estadio de San Petersburgo, cuya construcción sufre retrasos, y que albergará la final de la Copa de las Confederaciones de 2017 y será sede del Mundial de 2018. "Los constructores han prometido arreglarlo todo antes de fin de año", indicó.
La construcción del recinto, con capacidad para 68.000 espectadores, comenzó en 2007.