Aquel día, Boateng reaccionó enviando un balón a las gradas y saliendo del terreno de juego seguido de todos sus compañeros y del cuerpo técnico de su equipo.
La acción llamó la atención del mundo del fútbol y de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Boateng participó en el Día Internacional de esa organización por la Erradicación de la Discriminación Racial celebrado en Ginebra, donde pronunció un discurso en el que aseguró que el racismo "sigue siendo un problema" y que si no se lucha con esa contra este problema, muchos "se infectarán de "una de las enfermedades más peligrosas de todos los tiempos".
Un día después, habló sobre sus encontronazos con el racismo desde que era joven y vivía en Berlín hasta sus actuales sensaciones al respecto:
"Sufrí discriminación, aunque la ciudad (Berlín) abarque e integre tantas culturas y nacionalidades diferentes. Cuando era joven trataba de ignorarlo porque no quería afrontarlo con todas sus consecuencias. Ahora que soy mayor y padre, quiero hacer todo lo que pueda para que mi hijo crezca sin oír la palabra racismo. Ese sería el mundo perfecto", indicó.
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También dio algunos consejos para que la "comunidad futbolística" contribuya a erradicar el racismo. El primero, afirmó, "reconocer que es un asunto extremadamente complejo", y, después, aunque no sea "fácil sancionar o castigar a alguien", encontrar, "con la gente inteligente", la forma de "lograrlo".
Además, reconoció que sus ídolos son Marthin Luther King, Muhammed Ali y Nelson Mandela, de quienes dijo que son un ejemplo para él "no porque sean negros, sino porque lucharon contra el racismo".
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Asimismo, reconoció querer ser "un ejemplo" para los jóvenes y explicó cómo fue y que sintió cuando abandonó el terreno de juego tras escuchar hace dos meses cánticos racistas: "Fue una reacción emocional. No pensé que se interpretaría como una proclama. Pero me alegro mucho de que la gente lo viera, les gustó y me apoyan. A partir de ahí, sólo podemos avanzar hasta ganar esta batalla", dijo.
"Lo que sentí, me cuesta expresarlo con palabras. Me embargaban muchas emociones: tristeza, rabia, decepción. No quiero que nadie vuelva a sentirse así jamás", agregó.
Por último, tuvo palabras para aquellos que piensan que los cánticos racistas son sólo "parte del juego": "No son parte del fútbol. No son parte de ningún deporte ni son parte de la vida. Hay muchos cánticos de aliento que se pueden cantar en un estadio", concluyó.