Los locales, que solo han ganado uno de los últimos cinco encuentros de liga, saltaron al campo dispuestos a ponerles las cosas difíciles a los ‘reds'.
Los de Laudrup movían el balón con soltura, a pesar de lo cual el Liverpool parecía sentirse también cómodo sobre el césped.
Con varias llegadas peligrosas, los de Brenan Rodgers -que volvía a su antiguo estadio, donde trabajó desde 2010 hasta junio de 2012- demostraron ya en los primeros minutos que llegaban a Swansea dispuestos a poner en aprietos al conjunto local, que en formación defensiva ordenaba a sus jugadores al borde del área para desplegarse con velocidad al contrataque.
El español José Enrique, uno de los más activos el Liverpool en el primer tramo del encuentro, fabricó en el minuto veinte una de las ocasiones con más riesgo para los locales de la primera parte, al trazar un pase profundo hacia el interior del área en dirección a Glen Johnson, que acabó rematando un balón que salió por encima del larguero.
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A pesar de que los visitantes dominaban el juego, el Swansea no perdía de vista la portería rival: al filo de la media hora, el también español Pablo Hernández desbordó a un defensa frente al área del arquero Pepe Reina para lanzar un balón con rosca en dirección a la escuadra que salió desviado por apenas unos centímetros.
Pocos minutos después, los ánimos de los cientos de aficionados del Liverpool desplazados al Liberty Stadium se encendieron cuando el colegiado Jonathan Moss invalidó un pase de Luis Suárez a José Enrique que el español había rematado a gol.
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La media parte no cambió la dinámica de un encuentro en el que el equilibrio se había instalado en el marcador y el empate parecía ya una situación inalterable.
Aun así, los ‘swans' demostraban cada vez más autoridad sobre el campo y se acercaban con cierto peligro a la meta de Reina al tiempo que acertaban a desbaratar los ataques de los ‘reds'.
El público del Liberty Stadium reclamó al árbitro, a un cuarto de hora para el final, una falta en el interior del área sobre Michu, que trataba de rematar de cabeza un centro de Pablo Hernández.
El excentrocampista del Rayo Vallecano reclamó al colegiado que el defensa danés Daniel Agger le había enviado al suelo en el salto, pero Moss consideró que su caída fue fortuita.
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Los últimos minutos del duelo depararon un encuentro roto, en el que las llegadas se sucedían en ambas porterías: Michu tuvo su opción al filo del ochenta con un disparo que acabó desviado, mientras que Suárez envió a las manos del guardameta alemán Gerhard Tremmel el chute con el que finalizó una jugada personal al borde del área.
Hernández tuvo en sus botas los tres puntos con un disparo de falta, a cinco minutos para la conclusión, que lanzó fuerte y raso al palo derecho de Reina.
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El arquero español, que unos minutos antes había recibido un fuerte golpe en la cara en el choque con un defensa, desvió con al mano el balón enviado por el centrocampista del Swansea.